Anteriormente, estuvimos introduciendo el concepto de clases particulares a domicilio. Hoy siguiendo en esta línea de intervención, nos gustaría hablaros de las clases particulares para niños con dificultades especiales.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de clases particulares para niños con dificultades especiales?
Nadie se libra de encontrarse con dificultades durante cualquier proceso, ya sea académico, laboral o social. Cada obstáculo que nos encontramos en el camino nos enseña a observar las herramientas que tenemos disponibles para usar y plantearnos si debemos mejorar y/o incorporar alguna.
Es cierto que, en este caso en concreto, hablamos de clases particulares para niños con dificultades especiales, es decir, que necesitan una ayuda adicional para adquirir un conocimiento debido a un problema médico o emocional.
Vamos a imaginarnos a un alumno con necesidades especiales y no necesariamente educativas, un niño que se desplaza en silla de ruedas. Para poder llegar a su destino, no sólo es responsabilidad del niño y los recursos que disponga, sino también de que el contexto esté adaptado: rampas, ascensores, escaleras móviles… y eso también incluye que su círculo social esté al corriente y sepa como actuar; familiares, profesores y amigos.
En todo momento hablamos de dificultades especiales y eso, no significa sentirse en inferioridad sólo porque estemos ofreciendo una ayuda para que esa dificultad no interfiera en su día a día.
Seguro que conocemos a personas que con dificultades han llegado a la universidad, han abierto un negocio o han conseguido su propósito. Todo ello se consigue porque toda persona nace con capacidades sólo que, a veces, es necesario trazar diferentes caminos para llegar a la meta propuesta.
Aquí también se incluyen aquellas dificultades que no se perciben a primera vista como pueden ser: la ansiedad, la preocupación frente a las valoraciones en la escuela (tanto en exámenes como de compañeros), la tristeza…
Y entonces…
¿Qué podemos hacer nosotras para estos niños?
Podemos identificar la dificultad para así marcar una intervención diseñada por retos a superar. Podemos detectar las personas con las que contar para que al final lleguen al objetivo de ser autónomos y resolver ellos mismos los siguientes obstáculos.
Probaremos distintos métodos hasta encontrar aquel que nos permita aprender y nos produzca menos malestar y menos pensamientos negativos.
Un método para ayudar a un niño con dificultad para la lectura será leer juntos. Empezaremos por palabras separadas, repetiremos el ejercicio y asignaremos una rutina. Repetir las palabras de manera oral y escrita para que poco a poco vayan formando parte de su vocabulario y las tenga disponibles a la hora de comunicarse con los otros, hacer una redacción o leer un libro que le guste.
En una clase particular, el alumno con necesidades especiales no se siente solo y tiene una atención personalizada que le acompaña durante las tareas. Podemos observar hasta dónde puede llegar solo y dónde aparece la dificultad para enseñarle aquello necesario para superar el reto él solo.
Además, durante la clase particular podemos ir conociendo sus aficiones y sus preocupaciones para facilitar y adaptar materiales, haciéndolos atractivos a sus ojos.
En definitiva, es importante detectar las dificultades para poder idear un plan de acción de manera precoz, si es posible, para fijar las claves objetivo en una edad temprana y hacer una intervención adecuada para llevarla a cabo cada vez que tengamos una dificultad.
Debemos ser concretos con las instrucciones y debemos tener paciencia porque uno no elige tener una dificultad, pero sí elige hacerle frente, si se le acompaña correctamente 😉
